18 junio, 2006

Ofelia y Mapa físico, por Isabel Castaño

OFELIA
Nunca la noche estuvo tan hermosa como cuando la tísica flotó, aguas abajo, escoltada por un banco de sardinillas que jugaban a pasar entre sus dientes tan blancos; con los cabellos enredados de algas y lotos y los brazos extendidos como alas.
Sin embargo el forense indicó a los guardias que impidieran a la gente acercarse por miedo a que la muerte les contagiara su estética, y en las noches venideras se las pasara levantando cadáveres en un pueblo tan impresionable.


MAPA FÍSICO
Desde su celda tiró la colilla encendida al cauce del río mientras situaba en el mapa de su cabeza aquellos prados en pendiente vistos con los ojos de antaño. Y por la quemadura redonda y humeante de la cuenca de sus ojos comenzó a manar un llanto de heno líquido, bosta y manzanilla. No necesitaba seguir su rastro. Sabía que ese oloroso río desembocaba directamente en la mar.