De cómo se fundó el río Tormes 1 - Taller de Clara Obligado
En el principio de los tiempos, un chorrito de agua caía sobre el valle, fue entonces cuando la Ninfa, mientras bordaba una enorme colcha para sus hermanos menores, escuchó unos leves pasos a sus espaldas, entre los arbustos. Intuyó una presencia que quiso disimular.
Un Sátiro clavó sus ojos en su cuerpo de diosa. La Ninfa tomó en sus manos un puñado de agua y lo arrojó al aire exclamando:
-¡Que la pureza del agua nuble tu deseo, oh sátiro, que el llanto y la lluvia ocupen tus ojos y enfríen tu sexo!
Vete, Sátiro, de aquí. Oh, raíces, venid en mi auxilio y aprisionad sus tobillos; y si no conseguís detenedlo, libad mi cuerpo y convertidlo en escarcha, en savia que corra y se filtre por la tierra!
-Qué es esa savia? -preguntó la Ninfa.
-Esa savia que corre es el nacimiento del río Tormes, que recorrerá su curso por paisajes repletos de robles, hayas y castaños hasta su paso por Salamanca; que apacible discurrirá entre puentes y los hombres admirarán su belleza, -contestó el Sátiro, nervioso al verse interrumpido en sus lujuriosos escarceos hacia la ninfa curiosa.
Ellos no sabían que Tormes había nacido por la unión carnal de Helman, el dios de las ranas, y de Tica, diosa de los juncos. Por eso la ciudad que se fundó en sus orillas se llamó HELMÁNTICA (Salamanca)
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