17 junio, 2006

Tú y yo, por Esther Patrocinio Sánchez

Desde la otra orilla he visto el reflejo. Después de tanto tiempo no sé si es el tuyo o el mío, quizá sea mejor llamarlo nuestro. Con las palabras que compartimos construiría un puente para cruzar a la otra orilla y comprobar si desde el otro lado las cosas se ven igual. Aún te envidio, porque tú todo lo has visto y permaneces impasible siguiendo tu camino. Tantas veces te han atacado y has resistido saltando diques, aguantando sequías y provocando tempestades con tu furia sin perder de vista el horizonte. Tú no mueres, sigues tu camino hasta fundirte junto al mar y recuperar tus ilusiones a golpe de ola que rompe en las costas desnudas llenas de rocas que en vano tratan de detener tu paso. ¡Quién fuera como tú, siempre el Fénix que renace para caminar junto a los mortales que vagan anhelantes buscando dejar su huella en la pequeña historia!