18 julio, 2006

La creación del Tormes narrada por una ninfa, por Isabel Castaño, Raúl Vacas, Juanjo Domínguez, Andrea, Dolores y Miguel A. Rivero.


En el principio de los tiempos un chorrito de agua caía sobre el valle. Fue entonces cuando la Ninfa deseó bañarse y jugar con el agua. Se colocó debajo. Empezó a chapotear y se formaron pequeños arroyuelos que discurrieron por el valle arrastrando piedras, palitos y anegando la hierba. Estos arroyuelos recogían agua de los pequeños charcos, desembocaban en las charcas, alegraban a las ranas | y terminaban por embalsarse en los profundos hoyos de los montes. Era todavía el tiempo en que los dioses no habían terminado de decidir la forma de las montañas y algunas estaban cabeza abajo, o tiradas sobre el terreno esperando el orden de su acuerdo. Por eso, cuando el agua acumulada terminó por desbordarse no hubo | ninguna senda en que encauzarse las aguas. Aguas que como señalaba la tradición estaban allí para cuantos desearon iniciarse en los ritos eróticos soñados por unos, deseados por otros e incluso fomentados por muchos. En aquel preciso instante fue la audaz Ninfa quien decidió sumergirse en las aguas cristalinas. Ella no percibió la presencia de los dioses por los entornos, escondidos tras el alto follaje que rodeaba aquella ribera frondosa. Sabía que su deseado Príapo, el bien dotado, se acercaría al oír el susurro de las aguas. Aguas, que cantarinas, deleitarían su presencia y eso ya le excitaba. Pensaba que las aguas iban | a desbordarse, pero se orientaron en un gran cauce, que se abrió paso entre montañas, acogiendo en su seno a otros arroyos menores, ante los que hacía las veces de Padre.

Contemplando el espectáculo, el todopoderoso Zeus descendió a la tierra bajo la forma de un soberbio toro y se reunió con su hija. Orgulloso de ella, le felicitó por su trabajo y le advirtió que ya sólo le faltaba poner nombre a aquel magnífico río.

- Tormes será su nombre, Padre, en homenaje a los bravos toros que habitan estas tierras y que tú acabas de honrar asumiendo su forma para ante mí presenciarte. Tormes, donde beben los toros de estas ricas tierras lindantes con los confines del mundo.